Las fuentes clásicas mencionan al TAGUS refiriéndose al río Tajo al otorgarle la capacidad de modelar el relieve de una forma un tanto especial, a fuerza de "tajos" en el paisaje. Desde siempre, el río Tajo fue un elemento natural muy tenido en cuenta como agente vertebrador de la meseta sur de la Península Ibérica. Efectivamente, el río más largo de la Península constituyó para los antiguos una frontera natural difícil de franquear en muchos de sus tramos. Ya desde la prehistoria, sus extensos bosques ribereños debieron proporcionar abundante leña y caza además de refugio y un microclima especial a las gentes que junto a él se establecieron.
Aranjuez, Toledo, Talavera de la Reina y Lisboa son las principales ciudades que se asientan a la vera del río, pero el Tajo (como muchos otros rios de la Península Ibérica), es hoy día un río esquilmado. Le han sido sustraídos sus recursos y sus bosque se han reducido meramente a testimonio de lo que fueron en otros tiempos.
Los integrantes de la Fundación Tagus reivindicamos la salud ambiental del río Tajo y sus afluentes y por extensión la de todos los ríos de la Península Ibérica. El río TAGUS para nosotros ha constituido con el paso del tiempo el lugar de trabajo, de educación, de aprendizaje, de investigación, donde nos hemos forjado como personas comprometidas con la recuperación ambiental, con la cultura que se deriva de la convivencia con el gran río y con la sociedad en su conjunto, depositaria del compromiso de velar por la integridad de los ecosistemas y la cultura con mayúsculas. Tagus para nosotros es todo eso, y cada día nos sirve de inspiración para concretar nuestros proyectos en defensa del Medio Ambiente, de la Cultura y del Patrimonio Social.